Estudió en la Escuela de Artes y Oficios donostiarra y en la Asociación Artística de Guipúzcoa. Comenzó a destacar en los años 60 del siglo XX. Fue miembro de la Escuela abstracta de Cuenca, donde vivió durante casi 30 años y donde en 1989 realizó las vidrieras del ábside de la catedral.
En su obra se aglomeran mundos deformes, formas aparentemente inacabadas, paisajes con seres entrelazados…, todo ello realizado con un cromatismo muy especial.
Fue uno de los maestros vascos actuales más reconocidos, con un estilo a medio camino entre el surrealismo y el expresionismo abstracto. Su obra refleja un conglomerado de mundos abstractos donde se pueden observar formas orgánicas no definidas, seres entrelazados… todo ello realizado con un cromatismo muy vivo. Relacionado con la escuela abstracta de Cuenca, su arte delata influencias de figuras extranjeras como Roberto Matta, Willem de Kooning, Pierre Alechinsky y el grupo Cobra.