Eduardo Sanz realiza sus primeros estudios de pintura con José Cataluña, ingresando en 1953 en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde conoce a su futura esposa Isabel Villar. Al año siguiente participa en su primera exposición colectiva y poco después en la primera individual en la galería Delta en Santander. A lo largo de su trayectoria artística investiga y utiliza diferentes técnicas y materiales hasta encontrar su estilo más personal, la representación del mar que le acompañó desde su niñez.
Comienza su trayectoria con el informalismo imperante en el momento, lenguaje que abandona para experimentar con la figuración expresionista. Hacia 1962 comienza a trabajar con la superposición de planos en busca de la tridimensionalidad de la obra. Fruto de esta gran curiosidad es el descubrimiento del espejo y el vidrio, materiales con los que inicia un camino que le aleja de los tópicos del momento. Crea “Participaciones”, cuadros de vidrio-espejo rotos a los que incorpora elementos diversos; “Ventanas” y “Vías o carreteras”. El descubrimiento de la técnica del grabado será de gran relevancia en su carrera. De 1972 a 1974 trabaja los temas de alfombras, vitolas y esculturas.
En 1975 comienza su serie de “Cartas de amar”, en las que escribe mensajes de amor realizados a partir de signos y señales marítimas. Entre 1978 y 1980 se dedica a fabricar barcos a escala y pintura de pequeño tamaño. Es en estos años cuando inicia a pintar y catalogar todos los faros de la costa española, ejercicio que marca su madurez pictórica y que le ha hecho más célebre. Estos grandes lienzos fiel reflejo del mar que le acompañaría el resto de su vida cobraban vida en el semisótano que era su estudio de Madrid.
En 2005 abre las puertas del Centro de Arte Faro Cabo Mayor, un espacio en el que se exhibe tanto su obra como la de su mujer, Isabel Villar, su hijo, Sergio Sanz, y de una gran parte de artistas españoles que conforman una colección muy particular.