Las obras de Miguel Condé se centran principalmente en la figura humana, presentando narraciones inquietantes y complejas, cercanas al surrealismo, escenas íntimas con una potente carga sexual, realizadas con técnicas de los grandes maestros. Caracterizada por un dibujo magistral, la yuxtaposición de elementos medievales y contemporáneas en la composición a menudo provoca sorpresa y desasosiego en el espectador.
Además, le fascina la materia, el papel y el buril, y busca los soportes más sorprendentes como viejos pergaminos o libros deshilachados, y los envuelve en objetos trouvés como marcos antiguos y otras rarezas. En el mundo del grabado está considerado como uno de los más importantes maestros contemporáneos.