Comienza su andadura como discípulo de Daniel Vázquez Díaz y se centra en el estudio de las vanguardias, especialmente el cubismo, para evolucionar rápidamente a una abstracción informalista. Su obra no se puede clasificar dentro de un estilo determinado, aunque posee unos rasgos que serán una constante a lo largo de su trayectoria: el gesto, la materia y el color. Tres elementos que estarán siempre presentes independientemente de si utiliza una estética informal, figurativa o abstracta.
Miembro fundador del grupo El Paso desde 1957 junto a Antonio Saura, Manuel Millares, Luis Feito, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Juana Francés, Antonio Suárez y José Ayllón, desde el grupo defendieron el informalismo como expresión de la libertad, intentando introducir a España en el marco artístico internacional.
Muy pronto inicia una nueva etapa que le acerca a una figuración con un creciente contenido narrativo, inspirada en los medios de comunicación y con una clara carga política. Utilizará recortes de fotografías periodísticas para acercar sus temas a lo humano y a la naturaleza de los objetos, ofreciendo una nueva imagen del hombre. Incluye la tercera dimensión en sus lienzos y la paleta de colores se reduce a una gama de grises y negros.
A partir de 1975 retorna a la abstracción introduciendo trazos y formas geométricas que llenarán la composición. La materia pictórica y la gama cromática se enriquecen llenando de matices la obra. En los años ochenta se interesa de nuevo en la figuración, prestando especial atención a los bodegones o a “las cabezas” de Julio González. Tras una exhaustiva investigación sobre nuevos materiales y su manipulación, en los años noventa, se aleja del concepto tradicional de la pintura y crea unos collages a través de la contraposición de texturas y colores en los que cobrará especial importancia la composición.