En Alcorlo se da un perfecto dominio de las diferentes técnicas. Su pintura figurativa de marcada herencia surrealista se emparenta con la tradición esperpéntica española, aunque siempre con una dimensión festiva. Técnicamente se caracteriza por la firmeza del dibujo, herencia de su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, y el barroquismo de las formas y colores que trajo en su maleta tras su estancia en Roma. Predomina en sus obras el uso del color distribuido en masas sólidas, pesadas y fijas que construyen un espacio cerrado. Destaca su gran capacidad creativa, su imaginación e invención cromática con la que crea sus riquísimos y excesivos mundos. Francisco Umbral le definió hace años como “un Toulouse-Lautrec de la pintura española actual”.
En 1998 es nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.