Es un artista completo, que trabaja indistintamente la pintura, el grabado o la escultura. Realiza la escuela de Bellas Artes de Madrid junto a Antonio López, Francisco Echauz y Barjola. En esta primera etapa su obra tiene un aire entre el realismo, el realismo mágico y el surrealismo, con técnica muy cercana al hiperrealismo. Sus composiciones están inspiradas en la figura humana, que será su tema más recurrente.
Evolucionando en su carrera, pero sin rupturas, se interesa por las posibilidades narrativas de la figuración, mostrando la interrelación entre los personajes, sus juegos, sus pasiones, escenas cargadas de erotismo. Es a partir de entonces cuando prescinde de los modelos y sus figuras se verán simplificadas, con contornos definidos con mayor libertad, más rotundos, lo que provoca que en ocasiones parezcan desproporcionadas.
Su paleta de colores es muy característica, suave, influida quizás por las diversas estancias en Italia a finales de los ochenta, donde conoció a los grandes clásicos.